Una sanmiguelense rompe el silencio y narra cómo sobrevivió al maltrato de su esposo; alza la voz y pide justicia

Redacción

newssanmiguel@gmail.com

 

SAN MIGUEL DE ALLENDE.- Una sanmiguelense, a quien identificaremos como María, para proteger su verdadera identidad, rompió el silencio y decidió compartir en redes sociales el horror que vivió durante años en manos de su esposo, un conocido vendedor de barbacoa en San Miguel de Allende.

En su relato, describe cómo ese hombre de quien se enamoró, con quien se casó y tuvo dos hijos, transformó el “amor” en maltrato físico y psicológico, exacerbado por una adicción al alcohol.

Sus golpes le rompieron la nariz, pero antes una pistola en su cabeza y en su cara, la hicieron sentir que poco faltaba para morir. Los azotes contra la pared fueron parte del calvario que soportó, mientras mantenía la esperanza de que él cambiaría…. María reconoce que se equivocó.

Hoy, con valentía, señala a su agresor, quien además de su reputación como comerciante de barbacoa, carga con el peso de ser un violento que lastimó no solo a su esposa, sino también a sus hijos. En un desgarrador mensaje, ella denuncia años de abuso y miedo, pero también grita por su libertad, exigiendo justicia y un alto a la impunidad que protege a agresores bajo máscaras de normalidad.

  • LA HISTORIA DE MARÍA

A través de sus redes sociales, María decidió hacer público los daños que su esposo, le hizo por años, donde ella dice, pensaba que algún día “cambiaría”. María se casó con un hombre que es dueño de varios negocios de venta de barbacoa, que seguramente conoces.

Fue después de esta Navidad pasada, que el alcohol y los excesos del hombre, que la llevaron a recibir una golpiza que le rompió la nariz, le dejó heridas en sus manos, los ojos morados , su boca hinchada porque la fuerza de su esposo, era más fuerte que ella.

Fue a través de su página de Facebook que María relató, para todos sus conocidos y para todo público, el suplicio que vivió con el hombre con el que se casó y que hoy la tiene muerta de miedo y de coraje.

El 27 de diciembre de 2024, fue el día en que María llegó a su límite, para gritar lo que había silenciado durante años. Ese día, su esposo, el hombre con quien legalmente compartía una vida, la golpeó con tal brutalidad que terminó con la nariz rota y problemas de audición. No fue la primera vez, pero sí la última en que ella permaneció callada.

 

“Durante años fui víctima de maltrato físico, psicológico y económico”, relata en un mensaje público que busca no solo justicia para ella, sino también que otras víctimas encuentren el valor de denunciar.

La violencia no llegó de golpe; se instaló de a poco, como una sombra en su hogar. Al principio eran insultos, empujones, objetos rotos. Pero pronto se transformaron en amenazas con armas de fuego y agresiones físicas que la dejaron marcada no solo en su cuerpo, sino también en su espíritu.

“Era tal la manipulación que ejercía sobre mí, que siempre creí que cambiaría. Pensaba que dejaría de tomar, porque eso lo detonaba”, recuerda.

El 27 de diciembre, después de golpearla salvajemente, su agresor contó con el respaldo de su propia familia para intentar encubrir el ataque. Cuando llegó la policía, su padre incluso disparó al aire para intimidar y evitar que las autoridades tomaran cartas en el asunto.

“Su familia lo apoya, no soy la única persona que él ha agredido. A las víctimas les dan algo para que no denuncien”, denuncia la mujer, quien ahora tiene medidas de protección para ella y sus hijas.

A pesar del miedo, ha decidido no quedarse callada.

“Hoy estoy aquí con medidas de protección. Doy gracias por haber salido con vida y por que mis hijas están bien. Ninguna mujer merece vivir con miedo, ni a que un día te maten, ni a que dañen a las personas que amas. No se lo deseo a nadie”.

Su testimonio no busca lástima, sino acción. Con videos y pruebas en mano, invita a otras posibles víctimas de su agresor a romper el silencio y buscar justicia. “Siempre hay que escuchar. No hay que tapar los ojos ni los oídos. La intuición no se equivoca”.

La historia de María es un recordatorio doloroso de la violencia que muchas mujeres enfrentan en silencio. Es también una llamada urgente para que la sociedad deje de normalizar el abuso, para que escuche, actúe y proteja a quienes más lo necesitan.

“Mi historia es muy larga”, dice con un tono de esperanza a pesar del dolor. “Pero lo importante es que estoy viva. Y voy a luchar por mí, por mis hijas y por todas aquellas que no han tenido la oportunidad de hablar”.

Su historia: María: la violencia entre las cuatro paredes de tu hogar

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