Una familia de San Miguel de Allende lo perdió todo, pero la solidaridad de la gente les devuelve la esperanza

Redacción

newssanmiguel@gmail.com

 

SAN MIGUEL DE ALLENDE.- En el Lindero de la Petaca, una comunidad a unos 20 kilómetros de la cabecera municipal, la mañana del martes 14 de enero comenzó con un incendio que cambió la vida de la familia de Esteban y Alejandra.

Ellos construyeron su hogar con esfuerzo y amor, con madera, láminas de cartón y todo lo que pudieron reunir, en un terreno donde viven junto a sus cinco hijos de 14, 10, 7, 4 y 2 años.

Esa mañana, el fuego consumió lo poco que tenían: las camas de los niños, la cuna, su ropa, su cocina… Todo quedó reducido a cenizas.

Aunque los integrantes del Patronato de Bomberos de San Miguel de Allende acudieron con rapidez, la distancia y el difícil acceso a la comunidad hicieron que el incendio ya hubiera arrasado con todo para cuando llegaron.

  • La magia de la solidaridad

Al conocer la devastadora pérdida, los bomberos no se quedaron de brazos cruzados.

A través de sus redes sociales pidieron ayuda para la familia. Lo que siguió fue un verdadero acto de humanidad: ciudadanos, paramédicos de Cruz Roja y vecinos se unieron para ofrecer lo que podían.

Ropa, alimentos, cobijas, muebles y materiales comenzaron a llegar en cuestión de horas. Todo gracias a la bondad de la gente, porque como dice el dicho, “la unión hace la fuerza” y en San Miguel de Allende, hay un montón de gente fuerte y solidaria.

La familia, que ahora es acogida temporalmente por parientes cercanos, comenzará nuevamente desde cero, pero no lo harán solos.

  • Los apoyos

Entre todo el esfuerzo, una pregunta resonó entre quienes acudieron al llamado: ¿Dónde están las autoridades? Ni el DIF ni oficinas municipales aparecieron en esta ocasión. Pero los ciudadanos demostraron que, incluso sin ayuda oficial, pueden marcar la diferencia.

Esta historia nos recuerda que, cuando la tragedia golpea, el corazón colectivo puede hacer milagros.

La familia de Esteban y Alejandra volverá a levantarse gracias a quienes respondieron al llamado. Y así, una comunidad que nunca se había visto tan unida, demostró que, incluso en las peores circunstancias, siempre hay esperanza.

Previous Post
Next Post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *