Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- San Miguel de Allende tiene muchas tradiciones, pero cambiar cuerpos en plena vía pública no era una de ellas… hasta ahora.
Hace dos días, en la avenida Centenario del fraccionamiento Ignacio Ramírez, los vecinos fueron testigos de un acto insólito y nunca antes visto: el intercambio de un cadáver como si fuera un paquete de una empresa de mensajería.
👉 En una esquina, la camioneta oficial de Indicios de la Fiscalía del Estado de Guanajuato, con to y su chofer.
👉 Al otro lado, la carroza de la funeraria Minguela, con uno de sus dueños llamado José Luis, quien al parecer se lleva requetebién con el de Indicios y participó activamente en la “operación”.
👉 Y en medio, el cuerpo de una persona que murió de forma violenta, siendo trasladado sin protocolo, sin respeto y, por supuesto, sin vergüenza.
- Un “servicio” exclusivo para unos cuantos
Consultando a otros dueños de funerarias, confirmaron que esto no es normal. El cambio de cuerpos debería hacerse en un estacionamiento adecuado, dentro de una funeraria, y no en plena calle, como si se tratara de una mercancía cualquiera.
Pero el señor Minguela no cuenta con ese espacio, por la que la calle y los vecinos, son testigos del penoso intercambio de difuntos en plena calle y frente a sus casas, así que el intercambio se hace a cielo abierto y con la ayuda del conductor de Indicios de la Fiscalía.
- ¿Qué dice el protocolo oficial?
📌 La entrega de cuerpos debe ser un proceso formal y respetuoso, con familiares presentes y un acta de defunción firmada.
📌 La autoridad judicial es la encargada de autorizar el traslado, y debe realizarse con dignidad y siguiendo tradiciones culturales y religiosas.
📌 Pero en este caso… no había familia, no hubo acta y menos respeto.
Parece que la Fiscalía y la Funeraria Minguela encontraron su punto de intercambio ideal, sin importar que convertir la vía pública en una morgue improvisada es una falta total de respeto.
- ¿Qué sigue? ¿Un drive-thru de cadáveres?
Mientras tanto, la Fiscalía sigue haciendo como que no ve nada, y los vecinos… bueno, ellos ya saben que en San Miguel, los muertos no solo caminan, también los intercambian en la esquina.
