Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- Hugo Alejandro tenía 18 años, una vida por delante y un sueño claro: convertirse en uno de los mejores mecánicos de San Miguel de Allende.
Había terminado recién su preparatoria, tomó un año sabático para ahorrar un dinerito y tomar un especialidad en mecánica para aprender todo. En lugar de descansar o salir con amigos, decidió dedicarse a trabajar con su padre en el taller mecánico y también hacía jardinería como un empleo extra, todo con la esperanza de ahorrar para seguir sus estudios y hacer de la mecánica su futuro.
Pero ese futuro nunca llegó.
El martes, mientras regresaba al taller con las refacciones que su padre le había encargado, las balas lo alcanzaron. Cruzaba el camino hacia La Cieneguita, cerca de la comunidad de Los López, cuando hombres armados le dispararon sin piedad, arrancándole la vida en un instante.
“Era un niño bueno, no un criminal”
Su familia está destrozada.
Su tía, Elizabeth Granados, le dedicó unas palabras en redes sociales, denunciando la injusticia de su muerte y exigiendo que no lo revictimicen como lo han con otros asesinados en San Miguel de Allende:
“Era un niño bueno, no andaba en malos pasos. A él no pueden salir a decir que era gente mala, como siempre lo hacen. Tenía sueños, tenía metas, tenía un plan… y las balas lo apagaron.”
El dolor se mezcla con la indignación. La familia de Hugo Alejandro, junto con muchas otras víctimas de la violencia, lanzan un grito de justicia y un “¡YA BASTA!” dirigido a las autoridades municipales, que hoy reconocen que su estrategia de seguridad falló.
En lo que va del año, 18 personas han sido asesinadas en San Miguel de Allende, entre ellas, inocentes como Hugo Alejandro. ¿Cuántos más deben morir antes de que las autoridades actúen?
