La extorsión: La realidad detrás del cierre del sueño de dos chicas sanmiguelenses

Redacción

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SAN MIGUEL DE ALLENDE.-  Juanita, a quien llamaremos así para proteger su identidad, siempre creyó que la extorsión era algo que solo veía en las películas o en las noticias, pero nunca pensó que sería parte de su realidad.

Ella y su hermana decidieron emprender y hacer un negocio de lo que mejor saben hacer: los postres. Fue así como ambas se pusieron de acuerdo, ahorraron su dinero y rentaron un local en la calle de Guanajuato  en la zona del  Ejido de Tirado.

Pronto vieron  cómo su emprendimiento, levantado con esfuerzo junto a su famiia, se desmoronaba ante el miedo y la amenaza.

Este jueves, después de semanas de vivir en el terror, cerró su negocio para siempre.

 

  • LA HISTORIA

El local, ubicado en una esquina de la calle Guanajuato , era un sueño hecho realidad para Juanita. Sin embargo, en los últimos días, los rostros desconocidos y la actitud sospechosa de algunos hombres rondando el lugar transformaron la tranquilidad en desconfianza.

“Primero fue un tipo en moto, luego otro caminando, ambos siempre mirando más de lo normal. Al principio pensamos que eran coincidencias, pero sus visitas se hicieron frecuentes y notoriamente amenazantes”, relató.

El momento decisivo llegó un martes, cuando uno de ellos, tras días de rondar el negocio, entró a la puerta y empezó a hablar de protección.

Su voz cambió, y con una amenaza velada pero clara, afirmó que era mejor “apalabrar las cosas”. Juanita y su hermana escucharon con terror cómo el hombre les explicó que, si no pagaban una cuota que les sería indicada, sus vidas corrían peligro.

Nos dijo que amaneceríamos muertas o violadas si no cumplíamos. También mencionó que la policía municipal estaba con ellos, así que de nada serviría pedir ayuda”.

Se puso una denuncia ante las autoridades, pero no quiso esperar a una respuesta que tal vez nunca llegaría.

Las amenazas eran demasiado explícitas y, con un profundo dolor, optó por cerrar el negocio que tanto esfuerzo les había costado.

“Dicen que no hay extorsión en este municipio, pero es una mentira. Yo lo viví en carne propia y sé que no somos las únicas. Este no es el San Miguel que merecemos”.

Los extorsionadores

En la imagen captada por las cámaras de seguridad del local, se observa a uno de los hombres que durante días rondó el lugar.

Según Juanita, fue este mismo sujeto quien realizó las amenazas directamente. La fotografía, ahora en manos de las autoridades, es una esperanza para que la justicia llegue, aunque para Juanita y su hermana, el daño ya está hecho.

Este caso deja en evidencia que las extorsiones no son un mito ni una exageración.

Mientras se espera una respuesta contundente de las autoridades, la comunidad sigue viviendo con miedo, y los sueños de pequeños emprendedores como Juanita se ven apagados por la sombra de la impunidad.

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