Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- El comisario de Tránsito, Jorge Salas Luna, hizo maletas, empacó sus recuerdos, sus portarretratos familiares y, ya encarrerado, también los plasmas que no les dio a los tránsitos en Navidad. Era un bonito gesto aunque claro, los oficiales nunca vieron esas pantallas.
El martes pasado, Salas dejó la oficina donde tantas “gestiones” realizó, obedeciendo con fidelidad las órdenes del alcalde Mauricio Trejo Pureco, incluyendo la desaparición de empresas, la presión a los automovilistas, el recibir “ayuda” por perdonar algún acto vial y dañar negocios como los tranvías turísticos hasta su desaparición, porque él y sus elementos, son los que más dañaron al ciudadano.
Esto es en septiembre 2023:
Pero su salida no fue con bombo y platillo, sino por la puerta de atrás, en absoluto silencio, asegurando que se trata de un “retiro temporal”. De manera oficial, nadie ha dicho nada, aunque el rumor de que lo persiguen dos tremendas denuncias ya circula por los pasillos del Ayuntamiento, todo por obedecer a Trejo.
Salas, conocido por hacerle la vida imposible a más de uno, recogió sus tiliches acompañado de su esposa, quien meticulosamente acomodó todo en cajas, incluyendo –según testigos– hasta el papel de baño. Lo cierto es que su retiro no parece tan voluntario como lo quieren hacer ver. Las acusaciones que pesan sobre él incluyen acoso laboral, acoso sexual, abuso de poder e incluso un presunto atentado que habría planeado con su inseparable asistente, Flor del Carmen Gutiérrez Gloria, contra una empleada de Tránsito que días antes lo denunció por acoso sexual.
Aunque su salida se catalogue como temporal, se llevó más que solo recuerdos, y a diferencia de los plasmas de Navidad, que nunca aparecieron para los agentes, su presencia sí parece haberse desvanecido. Veremos si su ausencia es realmente pasajera… o si, como muchos esperan, este “retiro” se convierte en un adiós definitivo.