Gerardo Arteaga: El hombre que sembró verde en el corazón de San Miguel de Allende

Redacción

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SAN MIGUEL DE ALLENDE.-  San Miguel de Allende amaneció hoy con el corazón un poco más triste. Se fue Gerardo Arteaga, un sanmiguelense que supo amar su tierra no con discursos, sino con hechos. Su batalla, larga y difícil, llegó a su fin este lunes, cuando decidió bajar la guardia frente a un enemigo invisible y titánico que enfrentó durante años: el cáncer.

Pero si algo supo hacer Gerardo en vida, fue nunca rendirse fácilmente.

Abogado de formación, servidor público por convicción y empresario por decisión, Gerardo Arteaga deja una huella profunda y verde en su ciudad natal. Fue Director de Ecología durante la administración 2003-2006, donde no solo plantó árboles, sino también ideas: fue el creador del Fondo Verde, una iniciativa que buscaba reforestar y conservar el ambiente sanmiguelense. Tal vez con los años ese fondo se diluyó en la burocracia, pero no la pasión con la que él defendía cada hoja, cada jardín, cada rincón de su ciudad.

Desde el Cabildo —cargo que ocupó dos veces como regidor— y como dirigente municipal del Partido Acción Nacional (PAN), Arteaga mantuvo firme su compromiso con el bien común. En entrevistas recordaba con nostalgia ese San Miguel de antes, donde el Jardín Principal era punto de encuentro de vecinos y no solo de turistas. Le dolía el cambio acelerado y, sobre todo, las decisiones que lastimaban la memoria colectiva. “Si hubiera estado en mis manos, no hubiera permitido que tiraran el mercado municipal”, dijo alguna vez sobre la demolición del mercado que dio paso a la actual Plaza Cívica, tras un incendio del que aún se sospecha fue provocado.

Pero Gerardo también creyó en la iniciativa privada y creó uno de los espacios más entrañables de San Miguel: Café Muro, un restaurante con alma, donde además de servir café, servía conversación, historia y hospitalidad.

Su paso por el servicio público no fue menor. Apoyó obras clave como la planta de tratamiento de aguas residuales, el relleno sanitario, la actualización de leyes ambientales y la mejora de jardines, plazas y el querido Parque Juárez. Además, impulsó la declaratoria de zona de preservación ecológica del Charco del Ingenio, la primera en el estado de Guanajuato.

Hoy, San Miguel de Allende despide a uno de sus hijos más comprometidos con la tierra. A un hombre que entendía que el medio ambiente no era una moda, sino una responsabilidad.

Gerardo Arteaga no se fue. Germinó. Y en cada árbol que resista el crecimiento voraz de la ciudad, en cada flor que brote en el Parque Juárez, en cada sombra fresca de los jardines, ahí vivirá su legado.

Buen viaje, Gerardo.
Gracias por tanto.

*** Con info: Atención/ Ana Solís/

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