Redacción
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SAN MIGUEL DE ALLENDE.- El pasado fin de semana, la Parroquia de San Antonio se convirtió en un refugio de memoria y resistencia.
Integrantes de 18 familias que han sufrido la pérdida de un ser querido a causa de la violencia en San Miguel de Allende se reunieron para rendir homenaje a quienes partieron demasiado pronto, víctimas de las armas que han arrebatado sueños, proyectos y vidas enteras.
El ambiente estaba impregnado de dolor, pero también de fortaleza. Durante la reunión, algunos de los presentes compartieron el peso de su duelo con palabras que resonaron en los corazones de todos:
“Es difícil expresar con palabras lo que siento en este instante… los sentimientos están a flor de piel. No sé lo que es perder a un hijo, a un hermano, a una madre o a un padre en estas circunstancias, donde la vida no solo se la arrancan a la persona, sino también a toda la familia”.
A un año de Aldo y Aidé
A un año de la partida de Aldo y Aidé, sus familiares se reunieron junto a otros dolientes para honrar sus memorias y las de tantos otros que también fueron víctimas de la violencia. En el acto, Sol Araiza destacó la resiliencia de Pau Garay, madre de Aldo y Aidé, quien transformó su dolor en un motor para seguir adelante:
“Pau Garay es el ejemplo de resiliencia que nuestra sociedad necesita… Cuando el dolor invada tu alma, solo recuerda que la vida le arrebató a dos hijos en un instante, terminando con todos sus planes, y ella ha utilizado ese coraje para cumplir los sueños truncados de Aldo y Aidé. Tómala como ejemplo y levántate cada día”.
En este encuentro se recordaron nombres que hoy resuenan en la memoria colectiva:
- Aldo, Aidé, Julio César, Fernando, Édgar Lisandro, Juan José, José Manuel, Manuel Alejandro, Elia Rosa, Celso Omar, Diego, Luis Gerardo, Abraham, Jesse Jesús, Joel Horacio, Paul, Cristóbal, Wendy Karina, Roberto, Hugo, Daniel, José Cruz, Adrián, Gerardo, Luis Enrique, Ángel, Ángel Alejandro, Juan Adrián, Gabriel Osvaldo, Mateo, Aldo Alejandro, José Cristian, Marco Antonio, Jaime, Abraham, Valeria, Fernando, Marcos Jesús, Luis Ángel y José Luis.
Por ellos, y por aquellos cuyos nombres no fueron mencionados pero que siguen vivos en la memoria de sus familias, los asistentes ofrecieron un minuto de aplausos. “Que resuenen tan fuerte que lleguen a los oídos de la autoridad, para que estas ejecuciones cesen ya.
La ciudadanía sanmiguelense merece volver a caminar con tranquilidad por su hermosa ciudad”, expresaron en un clamor unánime.
El homenaje concluyó con un llamado a la justicia y la paz, en la esperanza de que San Miguel de Allende vuelva a ser un lugar donde se pueda vivir sin miedo y sin la sombra de la violencia.
