Redacción
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San Felipe, Guanajuato. — Este miércoles, el corazón de San Bartolo de Berrios latió más lento.
El silencio inundó la plaza principal, el mismo lugar donde, apenas días atrás, la risa, la música y la juventud llenaban el aire tras la fiesta patronal. Hoy, ese mismo espacio se convirtió en el escenario más triste que la comunidad haya presenciado: los ataúdes blancos de:
- Ángel Corona
- Mariano Corona
- Miguel Ríos
- César Tapia
- Ángel Tapia
- Braulio Ortiz y
- Ángel Piñón se alinearon uno al lado del otro, en una despedida que nadie imaginó y que nadie olvidará.
El Arzobispo Jaime Calderón ofició la misa de cuerpo presente, acompañado por cientos de personas que se unieron para dar el último adiós.
Padres, hermanos, amigos, vecinos… todos llegaron cargando lágrimas, abrazos y el desconcierto de una tragedia que ha dejado una huella profunda en el alma de San Bartolo.
La despedida de los 7 jóvenes asesinados en San Felipe, Guanajuato. Foto: Reporte Silao
Los siete jóvenes, quienes fueron víctimas de un ataque armado en la madrugada del pasado lunes mientras convivían en la plaza, como lo hacían de costumbre, fueron despedidos con oraciones, flores y un clamor colectivo por justicia y paz. Según testimonios, más de 100 detonaciones acabaron con la vida de estos muchachos que estaban en el lugar que sentían seguro: su pueblo, su comunidad, su casa.
Lo que debía ser una noche más de celebración y amistad, se convirtió en un episodio de luto nacional. La comunidad está devastada. Las familias, rotas. Y el estado, una vez más, obligado a mirar de frente el costo humano de una violencia que no da tregua.
Hoy, San Bartolo de Berrios no solo llora por sus hijos; también alza la voz para pedir un alto a la violencia y el regreso de la paz que tanto merecen sus jóvenes, sus familias y su gente.
Elevamos nuestras oraciones por el descanso eterno de estos siete jóvenes y por la esperanza de que nunca más tengamos que escribir historias como esta.
La despedida de los 7 jóvenes asesinados en San Felipe, Guanajuato.
